El índice Big Mac sobre la economía argentina: el precio local de la popular hamburguesa es uno de los más altos de todo el mundo, medido en dólares. El relevamiento indica que en Argentina el Big Mac cuesta 7,37 dólares. monto solamente superado en Suiza, donde adquirir ese producto cuesta 7,92 dólares, no se te ocurra sacar cuentas de cuanto cobra un trabajador o un jubilado suizo porque sería inexplicable el precio de la hamburghesa en el país de las vacas.

Las novedades del peculiar ranking indican que Argentina se encareció en dólares en los últimos meses. En septiembre, por ejemplo, ocupaba el cuarto lugar, ya que la hamburguesa costaba U$S 6,30 al tipo de cambio oficial. Desde entonces desplazó a Noruega y Uruguay (este último país era el más caro de América Latina) y ascendió así al segundo lugar.

Los datos sugieren que los precios internos son muy altos en dólares o, dicho de otro modo, que el peso está sobrevaluado. En Nueva York, la misma hamburguesa cuesta U$S 6,89. En otros países de la región hay que paga por ejemplo unos U$S 4,47 (Chile) en Brasil vale U$S 4,49.

El indicador, creado en 1986, es uno de los más simples y despojados de tecnicismos que existe en el mundo, ya que sólo toma el precio de venta al público de esa hamburguesa y lo mide por el tipo de cambio oficial de cada país. The Economist explica que es una “guía sencilla para saber si las monedas están en su nivel correcto. Se basa en la teoría de la paridad del poder adquisitivo (PPA), la noción de que en el largo plazo los tipos de cambio deberían avanzar hacia el tipo que igualaría los precios de una canasta idéntica de bienes y servicios (en este caso, una hamburguesa) en dos países cualesquiera”.

La lógica detrás de ese análisis es que por una política comercial de la empresa que lo vende, el producto se asemeja a un commodity: sus cualidades son las mismas en todo el mundo, al igual que las condiciones del establecimiento y la calificación profesional del personal que atiende en ellos. Por lo tanto, las variaciones de precio sólo se entienden porque algunos de esos elementos son más caros en un país con relación a otro.

El índice “nunca fue concebido como un indicador preciso del desajuste monetario, sino simplemente como una herramienta para hacer más digerible la teoría del tipo de cambio. Sin embargo, se ha convertido en un estándar global, incluido en varios libros de texto de economía y objeto de docenas de estudios académicos”, detalla The Economist.

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