Agustín Rasini fue condenado a 25 años de prisión por el asesinato de Lucas Gatica (35), ocurrido en octubre de 2024 tras una discusión en una despensa de la ciudad. El crimen, calificado como homicidio agravado por el uso de arma de fuego, conmocionó a la comunidad por su brutalidad y la ausencia de motivos que justificaran el ataque.
Un crimen a traición
El 5 de octubre de 2024, Gatica ingresó a una despensa ubicada en Onelli para comprar un paquete de papas fritas. Al rozar accidentalmente a Rasini, estalló una discusión que continuó en la calle. Aunque Gatica intentó retirarse hacia su auto, donde lo esperaba su familia, Rasini le disparó por la espalda, sin darle posibilidad de defensa.
La fiscal Betiana Cendón destacó la alevosía del crimen, recordando que el ataque ocurrió en un horario con alta circulación de personas y que Rasini actuó acompañado de Jonathan Cárcamo, quien distrajo a la víctima para facilitar el disparo.
«Mirá que estamos calzados. Mirá que tenemos fierros», habrían amenazado los agresores antes del ataque. Gatica fue trasladado de urgencia al hospital, pero falleció minutos después.
Juicio abreviado y condena
El proceso judicial culminó con un juicio abreviado tras un acuerdo entre la fiscalía, la querella y la defensa. Rasini admitió su responsabilidad: «Yo hice ese accionar, no es algo de lo que estoy orgulloso, pero sí lo hice yo».
El tribunal, integrado por los jueces Sergio Pichetto, Martín Arroyo y Bernardo Campana, lo declaró culpable de homicidio agravado y portación ilegal de arma de fuego.
Durante la audiencia, se proyectaron imágenes de las cámaras de seguridad que mostraron el altercado inicial y la posterior huida de los agresores. La fiscal remarcó que Rasini no tenía atenuantes: «No estaba en la miseria, tenía estudios. No es cualquier delito, es un homicidio».
El dolor de la familia
Gatica, descrito como un «laburante» con dos trabajos para mantener a su hijo de 5 años, era «extremadamente querido y valioso», según destacó Cendón. Sus familiares siguieron la audiencia en silencio, conteniendo las lágrimas al escuchar la sentencia.
Rasini, quien estuvo prófugo varios días antes de ser capturado en una cabaña de avenida Bustillo, cumplirá su condena en prisión. Su cómplice, Jonathan Cárcamo, enfrenta un proceso separado.
El caso dejó en evidencia la violencia absurda que terminó con la vida de un hombre cuyo único «error» fue cruzar miradas con el asesino.
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