La oficina del PAMI en el Alto de Bariloche, que atiende a más de 9.000 afiliados y recibe entre 150 y 200 consultas diarias, podría cerrar sus puertas el próximo mes si no encuentra urgentemente una nueva locación. El contrato de alquiler del local actual, ubicado en la calle Brown, venció y el propietario intimó el desalojo al poner el inmueble a la venta. Esta situación ha generado alarma tanto entre los trabajadores como entre los jubilados, quienes dependen de este servicio.
Fabián Tummino, delegado de ATE PAMI en Bariloche, explicó que desde la administración central del organismo les han pedido que busquen otras oficinas para alquilar. Sin embargo, las propuestas encontradas hasta ahora han sido rechazadas por considerarse “montos demasiado elevados para el PAMI”. Ante esta dificultad, Tummino solicitó que los responsables de la Unidad de Gestión Local de Río Negro viajen a Bariloche para resolver el problema, ya que los valores inmobiliarios locales difieren significativamente de los de otras ciudades como General Roca.
Preocupación por el desmantelamiento y la privatización
Tummino expresó su preocupación por lo que considera una “decisión oculta pero evidente”: la privatización de la obra social. “La falta de alternativas y la inacción de los directivos revelan una intención de desmantelar el servicio”, afirmó. Esta situación ha movilizado a la Asamblea de Jubiladas y Jubilados en Lucha, que desde hace semanas realiza manifestaciones todos los miércoles para rechazar el cierre y ha presentado notas solicitando la intervención del municipio.
La oficina del Alto fue inaugurada en 2010 para acercar los servicios del PAMI a una población con dificultades para desplazarse al centro de Bariloche, especialmente durante el invierno. Su posible cierre dejaría a miles de afiliados, en su mayoría mujeres, sin un lugar accesible y eficiente para recibir atención. “Es preocupante para esa cantidad de afiliados perder un espacio valorado por su respuesta humana y eficiencia”, destacó Tummino.
Cuenta regresiva y falta de soluciones
Actualmente, las oficinas del PAMI en el Alto ya tienen carteles de venta, y el personal trabaja bajo la amenaza de tener que desalojar obligatoriamente el próximo mes. De no encontrarse una solución, la atención se concentraría en la sede céntrica de la calle Vicealmirante O’Connor, lo que dificultaría el acceso para muchos afiliados.
Tummino insistió en que la única forma de evitar el cierre es que las autoridades del PAMI asuman la gestión directamente, asignen el presupuesto necesario y encuentren un nuevo local de manera urgente. “Necesitamos que actúen con responsabilidad y prioricen la atención de nuestros adultos mayores”, concluyó.
Mientras tanto, la incertidumbre crece entre los afiliados y trabajadores, quienes esperan una respuesta concreta para mantener un servicio esencial en la comunidad.
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