Las fuerzas de seguridad impidieron violentamente una movilización de jubilados en el centro de Buenos Aires, en un operativo que duró poco más de una hora. La represión incluyó el uso de gas lacrimógeno y gases represivos, impidieron que los jubilados puedan exponer libremente su disgusto ante la situación económica que vienen soportando con la pérdida del poder adquisitivo y la quita de medicamentos gratuitos por parte de PAMI.
Mientras el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, exponía ante los legisladores en el Congreso, las fuerzas de la Prefectura Naval Argentina pusieron en marcha el protocolo antipiquetes en las inmediaciones. Los empujones y golpes contra los manifestantes comenzaron minutos antes de las 16 en la intersección de las avenidas Rivadavia y Combate de los Pozos de la capital. Los efectivos desplegaron gas lacrimógeno contra aquellos que protestaban por el veto presidencial a la ley de movilidad jubilatoria.
Esta marcha había sido convocada por varias agrupaciones de jubilados, organizaciones sociales y partidos de izquierda. La concentración inicial se ubicó en las inmediaciones del Congreso, con miras a movilizarse hasta Plaza de Mayo. El operativo represivo incluía efectivos de la Policía Federal, Prefectura Naval y Gendarmería Nacional.
Esta no es la primera vez que los jubilados son reprimidos. La semana pasada, intentaron cortar la Avenida Rivadavia para demandar mejoras en sus ingresos y también fueron violentamente desalojados.
El veto presidencial incluyó una ley que beneficiaba a los jubilados en comparación con la fórmula actual del Gobierno de Milei. La ley vetada estipulaba, entre otras cosas, que el haber mínimo no debe ser menor al costo de la canasta básica para un adulto mayor, actualmente valuada en $285.000 según el Indec. A día de hoy, los jubilados han recibido un haber congelado en $234.540,23 más un bono de $70.000 desde diciembre pasado.
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