Este miércoles, la habitual marcha de protesta de los jubilados tuvo un condimento especial: la presencia de hinchas de diferentes clubes de fútbol que se sumaron en apoyo a los reclamos por mejoras en las pensiones. Sin embargo, la movilización terminó en caos y represión policial, con el uso de balas de goma, gases lacrimógenos y carros hidrantes por parte de efectivos de seguridad.

Los incidentes comenzaron alrededor de las 16:30, media hora antes del inicio programado de la marcha. Unos 1.000 efectivos policiales, bajo las órdenes del Ministerio de Seguridad a cargo de Patricia Bullrich, ya estaban desplegados en la zona. Apenas llegaron los primeros manifestantes, entre ellos grupos de hinchas de Chacarita Juniors y Rosario Central, la policía inició un operativo de desalojo en la plaza del Congreso.

Con gases lacrimógenos y balas de goma, los efectivos dispersaron a los jubilados, hinchas, agrupaciones de izquierda y excombatientes de Malvinas que se habían congregado en el lugar. “Hace 43 años que venimos acá, y nadie nos sacó”, expresó con indignación un veterano de guerra durante la represión. Testigos denunciaron actos de brutalidad policial, incluyendo golpes con palos a jubiladas indefensas.
Los primeros reportes indican que hubo heridos y detenidos. Un hincha de Excursionistas, al ser llevado por la policía, alcanzó a gritar: “No estaba haciendo nada”. La situación escaló rápidamente, extendiéndose a las avenidas y calles aledañas al Congreso. En medio del caos, se registraron incendios de un patrullero, motos policiales y contenedores, mientras los manifestantes se replegaron hacia la Plaza de Mayo.
La participación de hinchas en la marcha de los jubilados no es nueva. La semana pasada, 10 simpatizantes de Chacarita se habían sumado a Carlos, un jubilado de 75 años y fanático del Funebrero, quien desde hace varias semanas asiste a las protestas. Este miércoles, hinchas de diversos clubes decidieron adherir a la causa, pero la respuesta de las fuerzas de seguridad fue contundente y violenta.
El operativo dejó en evidencia, una vez más, la tensión entre las movilizaciones sociales y las políticas de seguridad implementadas por el gobierno, generando críticas y denuncias por el uso excesivo de la fuerza contra manifestantes, muchos de ellos adultos mayores.
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