El oficialismo solo cuenta con su propia tropa libertaria y la de sus aliados del PRO -donde Mauricio Macri pidió a los propios no dar quórum hoy– y el de los gobernadores colaboracionistas con algunos diputados que le responden, aunque por ahora no le alcanza. Si no logra su objetivo, la Casa Rosada clausuraría el Senado en lo que queda de sesiones ordinarias (culmina el 30 de noviembre) para que el DNU de la renegociación de la deuda siga vigente y la modificación a los DNUs no se convierta en ley este año.
Desde que la semana pasada se oficializó el pedido de sesión especial, oficialismo y oposición no dejaron de hacer cálculos sobre las posibilidades de cada sector en la puja por imponerse en el recinto de la Cámara, hoy a partir de las 15 horas.
La primeras cuenta de los convocantes es simple: Encuentro Federal (16 diputados), Unión por la Patria (99), los radicales disidentes (12) y los santacruceños (2) suman 129 bancas, las justas para alcanzar el quórum que abra la sesión y la mitad más uno para imponerse en la votación. Pero a ellos se sumarían los 5 diputados del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) y al menos una parte de los 6 de la Coalición Cívica. También podrían sumarse algunos diputados radicales que se mantienen en el bloque oficial de la UCR, que ya han dicho que votarán a favor de ambos proyectos. Y habrá que ver si los disidentes del PRO acatan la decisión de Mauricio Macri.
Los cálculos previos de la Rosada son inversos. Cuentan con los diputados libertarios (que también tendrán al menos dos bajas), los satélites como el MID y los tucumanos de Independencia que responden al gobernador Osvaldo Jaldo, además de algunos partidos provinciales. Así como gran parte del bloque de la UCR, en especial los cinco “radicales con peluca” que ayudaron a blindar los vetos de Milei al aumento de las jubilaciones y del presupuesto universitario.
Ayer se sumó el PRO al articulado libertario. En la mesa nacional partidaria, Macri le pidió a los propios que no den quórum hoy a pesar que hay muchos diputados macristas que presentaron proyectos para modificar la ley de DNU en tiempos que gobernaba el peronismo. Incluso de la propia ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que defendió como diputada en el recinto la modificación de la ley de DNU y las atribuciones del Congreso “contra el personalismo del régimen presidencialista” donde “el Estado se privatiza”, en abril de 2010, cuando militaba en las filas de la Coalición Cívica, antes de otras mutaciones políticas.
Propios y ajenos propios
Macri también sumó algunas demandas al oficialismo, como que se cumplan los acuerdos pactados para favorecer a los gobernadores amarillos en medio de una desconfianza mutua en una negociación aun no saldada sobre si habrá acuerdo electoral para el año próximo. Allí estaban el jefe del bloque de diputados, Cristian Ritondo, y la diputada María Eugenia Vidal, además de los gobernadores de Entre Ríos, Rogelio Frigerio (por zoom) y el chubutense Ignacio Torres.
Con todos ellos, al Gobierno tampoco le alcanza para bloquear el quórum a la oposición. Por eso se lanzó al apriete a gobernadores de todo color político en busca de restarle número a los opositores. La lista incluyó los cuatro mandatarios provinciales peronistas o cercanos al PJ que se reunieron con Milei en la Casa Rosada, pero la ecuación no cambió: a los tucumanos de Jaldo los consideran propios, mientras que los salteños que responden a Gustavo Sáenz y los misioneros de Hugo Passalacqua están en el interbloque Innovación Federal (junto al único rionegrino de Alberto Weretilneck), y no figuran en los cálculos de los opositores convocantes.
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